¿Ha oído hablar de las místicas danza o ceremonia de los derviches giróvagos llamada Semá?
Los derviches giróvagos, también conocidos como mevlevíes, conforman una orden o tariqa fundada hacia el siglo XIII por los seguidores del célebre poeta sufí Jalal al-Din Muhammad Rumi. Dicha orden musulmana tiene un carácter ascético y místico y su principal ceremonia ritual consiste en una danza-meditación llamada Semá.
El Semá es una danza masculina acompañada por música de flauta y tambores. Los danzantes giran sobre sí mismos con los brazos extendidos, hasta alcanzar el éxtasis, simbolizando «la ascendencia espiritual hacia la verdad, acompañados por el amor y liberados totalmente del ego».
Si siempre ha deseado presenciar este espectáculo místico e impresionante, o simplemente le invade la curiosidad, esta vez le ofrecemos la posibilidad de asistir a uno de los más genuinos y originales, que se celebra desde tiempos inmemoriales en la Capadocia. Para ello nuestros guías profesionales le recogerán en el hotel y le acompañarán hasta el lugar de la celebración.
Y es justamente el lugar de la celebración el otro gran atractivo de esta excursión: le proponemos disfrutar de la ceremonia mística de los derviches en un «caravansaray”, antiquísima posada para hospedar a caravanas de comerciantes, peregrinos o militares, durante sus prolongados viajes.
Este caravansaray se encuentra a cinco kilómetros al este de Avanos, en el camino de Kayseri-Aksaray y es conocido como Sarı Han. Consiste en un área interior con cinco torres y un patio. Se cree que Sarı Han debió construirse en 1238. Tenía un baño turco y un mesjid sobre la puerta principal y su área externa (excepto las torres y el portal) abarca 2 mil metros cuadrados.
Generalmente, se trataba de edificios rectangulares con un portal único, lo suficientemente ancho como para permitir el paso de bestias grandes o bastante cargadas, como camellos. El patio interior estaba casi siempre abierto, y alrededor del mismo se encontraban establos, nichos y cámaras para los mercaderes, sus sirvientes y su mercancía.
Los caravansaray proveían de agua a los viajeros y sus animales, tanto para beber como para el lavado y abluciones rituales. Algunos tenían baños incorporados. Almacenaban forraje y a veces contaban con tiendas donde los huéspedes podían abastecerse, o inclusive vender su mercancía.